" Oriente como la sombra suprimida de Occidente

Oriente como la sombra suprimida de Occidente

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El Orientalismo es una visión generalizadora y reduccionista de varias culturas heterogéneas, cada una de ellas con una tradición profunda y arraigada. El término fue acuñado por Edward Said, pionero en los estudios poscoloniales. El primer paso del Orientalismo fue hijo de la empresa colonizadora del siglo XIX y consistió en la construcción de la categoría de "Oriente". Frente a este concepto, vamos a esquematizar tres actitudes básicas como primera aproximación. 



1) Oriente representa una cultura enigmática, fascinante, pero también atrasada, que tuvo que depender de su contacto con la cultura europea para abandonar formas despóticas de gobierno y adoptar la ciencia moderna. En el caso de China, esta actitud suele estar políticamente connotada, desde varias ideologías que se inclinan por tal o cual de las variaciones que tuvo China en el siglo XX.

2) Oriente representa una cultura más avanzada que la europea, menos cientificista y racionalista, con tendencia al misticismo, la adivinación; alejada de la oposición tajante entre alma y cuerpo o materia y espíritu, ofrece una alternativa superadora de la lógica, el aristotelismo o el cristianismo. En el caso de China, muchas veces esta actitud es adoptada por quienes tienen más afinidad con el taoísmo, el budismo o las prácticas adivinatorias.

3) Oriente, es, como tal, una construcción orientalista que debe ser deconstruida. Más allá de las relaciones que tuvieron históricamente naciones como China e India, Japón y Corea, y sus mutuas influencias, sus culturas son bien diferentes. Incluso dentro de una nación tan grande como China habría que tener cuidado con las generalizaciones porque son empobrecedoras. Preguntas cómo si los chinos creen en Dios solo podrían ser respondidas a costa de conformarse con respuestas simplistas, no solamente por la cantidad sino por la variedad de su población.

Como habrán visto, nuestro propósito de este primer paso era abrir camino para mostrar la razonabilidad de la tercera posición. Quienes estén leyendo esto difícilmente hayan sostenido algo parecido a la primera, pero quizás habrán compartido algún matiz de la segunda, y ahí es adonde nos queremos dirigir ahora, para mostrar una hipótesis interesante sobre su génesis. Interesante, provocadora, una de esas ideas acerca de las cuales no importa tanto preguntarnos sobre su veracidad, sino que se plantea para desafiarnos.

Ashis Nandy

La idea que queremos compartir, para invitar, como siempre, a la reflexión, pertenece al psicólogo y sociólogo indio Ashis Nandy (1937-), especialista en estudios poscoloniales y uno de los pensadores indios más destacados de la actualidad. En uno de sus libros más famosos, El enemigo íntimo: pérdida y recuperación del yo bajo el colonialismo, publicado originalmente en inglés en 1983 y traducido al español en 2021, ofrece una interpretación de la mente de colonizados y colonizadores. Si bien su estudio apunta principalmente a India y, por otro lado, China nunca fue una colonia, como el fenómeno del orientalismo abarca a ambas, se pueden extender muchas de sus conclusiones a China. Esto se da principalmente respecto de lo que Nandy llama "segunda colonización", que se extendió más allá del período de colonización efectiva y que implica una colonización mental.

Respecto de la construcción de Oriente, Nandy afirma:

El ‘descubrimiento’ de Oriente, que Edward Said ha descripto tan elegantemente, fue designado para expulsar el otro Oriente que fue una vez parte de la conciencia europea medieval como un arquetipo y una potencialidad. El otro Oriente, también, fue alguna vez visto como un enemigo pero fue respetado, si bien con reticencias. (p. 71, trad. propia)

Con esta afirmación, nos muestra que la modernidad europea se construyó expulsando de sí algunos elementos de su cultura que fueron identificados como ajenos, enemigos, y que contribuyeron a su tipificación de Oriente. La expresión máxima de esto sería la Razón iluminista, escrita con mayúsculas, y que ha sido criticada dentro de las propias tradiciones europeas y americanas.

Con las siguientes afirmaciones, Nandy muestra cómo surgieron simultáneamente lo que hemos tipificado como actitudes 1) y 2):

El colonialismo reemplazó el estereotipo etnocéntrico corriente del inescrutable oriental por el estereotipo patológico del oriental extraño, primitivo pero predecible —religioso pero supersticioso, ingenioso pero desviado, caóticamente violento pero marcadamente cobarde. Simultáneamente, el colonialismo creó un dominio de discurso donde el modo estándar de transgredir estos estereotipos los revierte: supersticioso pero espiritual, no educado pero sabio, femenino pero pacífico, y otros del mismo tipo.

El discurso colonialista no es coherente, entonces, porque no puede serlo, quiere separar lo que no se puede separar más que por una brutal abstracción vacía. La expresión máxima de esta oposición es racional versus irracional, supersticioso, místico, poético. Así, suponemos que existe una razón pura, totalmente desvinculada de la moral y el poder, neutral y despojada y, por otro lado, que no hay racionalidad posible en el misticismo o la poesía. Cualquiera de los textos filosóficos y las poesías que hemos traducido en nuestra página es capaz de objetar esto.

Uno de los desafíos que atraviesa el recorrido de la búsqueda de comprensión de toda una vida es no tomar opciones simplistas, que nos inclinen solo por una de nuestras capacidades, reduciendo la razón o renunciando a ella, inclinándonos por el "vale todo" o por el "no vale nada".

China y sus innumerables matices

Leída del modo que ensayamos antes, China, entonces, nos interroga: ¿qué buscamos al estudiarla? ¿cómo la hemos construido para que responda a lo que buscamos? ¿rechazamos a veces algunos elementos culturales porque no coinciden con nuestra imagen? ¿nos quejamos de que haya cambiado algo? ¿la hemos reducido a un aspecto que nos resulta interesante y lo hemos idealizado?

El camino más fructífero es el que nos lleva a lo desconocido, no construyamos de modo facilista una China imaginaria para luego ir a constatar que era tal como la pensábamos. China es y ha sido muy diversa a lo largo de su historia. Es grande, es variada, ofrece una amalgama dinámica entre tradición e innovación. Cuando lean algo de lo que escribimos (¡Gracias, gracias!), piensen que solamente les estamos tratando de abrir el panorama histórico y actual de esa inmensidad, China:

            中国万岁!Zhōng guó wàn suì! ¡Larga vida a China!

Otros artículos sobre Estudios Poscoloniales:                              

Orientalismo y Sinologismo


Díaz, M. E. y Torres, L. N. (17 de julio de 2024). Oriente como la sombra suprimida de Occidente. China desde el Sur. https://www.chinadesdeelsur.com/2024/07/el-orientalismo-es-una-vision.html

 

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