La puesta en escena del más increíble y significativo de los viajes que se ha realizado desde China a India fue fruto de una coproducción entre productoras de las dos grandes culturas involucradas en la travesía. El viaje de seis años del monje budista 玄奘 Xuánzàng (602-664) para buscar textos budistas a India no solamente tuvo una gran importancia para la difusión del budismo en China sino que inspiró una de las obras literarias más importantes de la tradición china: 西游记 Xī yóu jì, Viaje al Oeste. Más allá del carácter espectacular del viaje, no es un filme fácil de realizar, porque gran parte es un viaje en soledad por el desierto, y tiene un trasfondo espiritual difícil de transmitir en la pantalla.
El filme 大唐玄奘 Xuánzàng (2016) fue dirigido por 霍建起Huò Jiànqǐ (1958-). La producción estuvo a cargo de uno de los más grandes directores de cine chino: 王家卫 Wáng Jiāwèi (Wong Kar-wai). El rol principal fue interpretado por 黄晓明 Huáng Xiǎomíng.
El filme comienza en 2016, en una biblioteca de Mumbai. Un estudiante de arqueología solicita el libro de Alexander Cunningham (1814-1893) The Ancient Geography of India y allí encuentra mapas y referencias del viaje de 玄奘 Xuánzàng, una de esas travesías que han cautivado durante siglos a quienes la conocieron y llegaron a ponderar la magnitud del viaje.
En el mapa, Cunningham transliteró el nombre de 玄奘 Xuánzàng como Hwen Thsang. |
Un camino por el desierto
Gran parte del viaje de 玄奘 Xuánzàng transcurre por el 塔克拉玛干 Tǎkèlāmǎgān desierto de Taklamakán, y las penurias del monje budista se vuelven una metáfora de las que experimentamos en la vida. La fotografía, como es usual en las películas chinas, es muy cuidada, y el desierto aporta formas y colores que le dan un maravilloso relieve y acentúan la soledad y la lucha por la vida.
Por momentos el filme toma elementos típicos del viaje del héroe: momentos difíciles y también tentaciones tanto internas como externas de abandonar el camino. La India que recorre combina la plasmación de su idealización como ciertos choques con la realidad como la de las castas. Uno de los personajes con los que dialoga le dice que a pesar de que ese es el país de Buddha las personas que lo habitan no son Buddha.
Así como el desierto es un protagonista de una primera parte del filme, seguido por las montañas nevadas, el otro elemento fundamental es el silencio. No hay grandes diálogos, algunas pocas palabras de 玄奘 Xuánzàng se escuchan en off, pero son sobre todo las imágenes las que nos conducen a una experiencia de quietud y meditación. Los colores, sobre todo el contraste entre el desierto que atraviesa y el verdor de India, así como los naranjas profundos de las vestimentas de los monjes y las flores forman parte del lenguaje en el cual se busca expresar el viaje interior. Incluso en el tráiler se puede ver este despliegue visual:
Lejos de 玄奘 Xuánzàng
Más allá de que reconocemos que no era un filme sencillo, algunas decisiones que se tomaron para desarrollar la historia no nos han parecido del todo acertadas. La elección de 黄晓明 Huáng Xiǎo Míng para el personaje principal humaniza la figura del monje pero no termina de encarnar adecuadamente un rol tan complejo. Es como si no dejara nunca de parecer un modelo más adecuado para historias contemporáneas. Por otro lado, la historia del esclavo indio castigado no aporta demasiado a la trama y, por momento, India es caricaturesca en su vestuario, sus elefantes y danzas con coloridos trajes. Los episodios se suceden sin conexión y no se advierte el impacto del viaje en el personaje principal. Esta fue nuestra impresión al verlo, quizás porque nuestra fascinación por el personaje principal nos condujo a tener altas expectativas. Respetamos también a nuestros lectores, que podrán ponderar por sí mismos el filme y comentarnos si coinciden con nuestra opinión.
Compartimos el filme, con audio original en chino y sánscrito y subtítulos en inglés:
玄奘 Xuánzàng en Bollywood
Uno de los aspectos más llamativos de la película es la representación que se realiza de la India de la época. Los trajes recargados y excesivamente decorados, los continuos bailes y festivales, contrastan con el resto de la película. Si bien es verdad que todos estos elementos toman inspiración de antiguos murales que representan el aspecto de la época, en este filme se ven exagerados y a veces fuera de lugar, porque una cosa es que una figura india importante tenga su traje de gala para eventos especiales, y otra que solo se muestre en público con complicados trajes o armaduras. Esto es una decisión artística que tiene un trasfondo complejo. La película es una coproducción con India, y como tal, la representación de India se nutrió de la tradición cinematográfica del país. En el cine indio, y especialmente en Bollywood, la mayor industria cinematográfica en hindi, existe toda una estética particular en la representación de lo antiguo. Esta estética surgió, probablemente, como una forma de representar con actores, la grandiosidad de lo que puede verse en representaciones antiguas, pero gradualmente se extendió a gran parte del cine de fantasía indio y también al cine histórico. Se trata de una cuestión artística que no refleja la realidad histórica, sino una cuestión de nuestra época y de cómo se tiene el pasado indio en el inconsciente colectivo.
Esto no es extraño en la industria del cine. Representaciones de guerreros vikingos con cascos con cuernos, o romanos llevando brazaletes en los brazos, no son más que introducciones artísticas que se realizaron en algunas obras importantes y que llegan a nuestros días. Aunque los vikingos no utilizaron cuernos en sus cascos, esto les confirió un aspecto más fiero y temible en la pantalla, como los cascos samuráis, que si solían llevar extensiones similares a cuernos. Y los brazaletes en las películas ambientadas en la antigua Roma tenían el propósito de cubrir las marcas en la piel de los actores, producidas por llevar siempre puesto un reloj de pulsera, aunque ninguna antigua estatua romana muestra este tipo de brazaletes.
En el clásico Ben Hur (1959), el actor Charlton Heston y la mayoría del elenco, alternan entre extraños brazaletes y trozos de tela en sus muñecas para cubrir las manchas de sus pieles. |
El cine indio es muy popular en China, y al ver representaciones de esa esplendorosa India del pasado, se espera que se vea de esta forma y se utilicen determinados ángulos de cámara propios del cine de Bollywood. Esto, aunque puede parecer un cliché, no es necesariamente malo, pero puede llevarnos a cuestionar la decisión. Por ejemplo, el director chino 李安 Lǐ Ān (Ang Lee), se inspiró en el cine de Bollywood para muchas escenas de su filme La vida de Pi (2012). El director chino se aprovechó de esta estética exagerada para representar cómo un adulto recuerda su perspectiva de niño. Este uso fue maravilloso, ya que se nutrió de la tradición cinematográfica india no solo con fines meramente estéticos, sino también narrativos. En 玄奘 Xuánzàng (2016) es un poco más cuestionable, ya que tal vez se habrían agradecido referencias más sutiles.
En La vida de Pi (2012), las escenas relacionadas al tío nadador del protagonista son un gran tributo a las técnicas cinematográficas indias, y una clase de lenguaje cinematográfico. |
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