Uno de los conceptos más conocidos de la teoría política china antigua es el de 天命 Tiān mìng, Mandato del Cielo. Como cualquier concepto filosófico, es en vano buscar una única definición. Su sentido es interno a cada teoría, si bien hay influencias que permiten establecer parentescos. Pero incluso en el interior de un planteo teórico, un concepto puede ser polisémico y capaz de operar a diferentes niveles. El carácter que nos interesa es 命 mìng. Veamos primero su etimología. Se trata de un 会意 huì yì, compuesto semántico, derivado de 口 kǒu, boca y 令 lìng, orden. De allí que su sentido primario sea "dar una orden", como verbo y "orden", "mandato", como sustantivo. A partir de allí se lo usó para lo decretado, en el caso de 天命 Tiān mìng, por el Cielo. El significado inmediato de esta expresión alude a quien gobierna de manera legítima, pero a partir de que Confucio lo empleara para su propia tarea pedagógico-política comenzó a usarse también para personas particulares.
¿Destino?
Al aplicarse a la vida de las personas 命 mìng ha sido traducido comúnmente por "destino". Esto no soluciona mucho el problema, porque "destino" es una noción polisémica y opaca, que nos puede llevar en muchas direcciones, desde un fatalismo determinista hasta la creencia en una voluntad divina que rige el universo. Ha sido un desafío para diferentes filosofías compatibilizarlo con el libre albedrío. En nuestra traducción ofrecemos "Mandato", para conservar su relación con "Mandato del Cielo", el modo en el que se traduce corrientemente 天命 Tiān mìng.
Podemos partir de una pregunta sencilla sobre el destino, prefilosófica, y a partir de allí adentrarnos en la filosofía de Mencio. La pregunta simple a la que aludimos establece una dicotomía entre que esté todo predeterminado o que nada lo esté, sino que sea fruto del azar y la libertad humana. Es una buena pregunta para empezar, pero el primer paso para adentrarnos en buenas respuestas es darnos cuenta de que hay alternativas que escapan a la dicotomía y son más sutiles. Por ejemplo, podríamos pensar que todos hemos de experimentar la muerte, pero que no está predeterminado el día y la hora en la que ocurrirá. Para profundizar un poco más, podríamos preguntarnos qué tipo de conocimiento habría que tener para responder por sí o por no al condicionamiento absoluto del destino. Es aquí donde reconocemos los límites del conocimiento humano. Este límite, afortunadamente, puede ser menos estrecho en virtud de que no estamos solos para pensar, sino que por esa peligrosa maravilla que es el lenguaje podemos atesorar los conocimientos de otras personas, incluso de aquellas que ya hace siglos que no están en este mundo.
Leamos primero el texto y luego reflexionemos sobre algunos de sus sentidos posibles.
《孟子·尽心上》
Mèng zǐ, Jìn xīn shàng
Mèngzǐ, Emplear todas las fuerzas I
1. 孟子曰:“尽其心者,知其性也。知其性,则知天矣。存其心,养其性,所以事天也。夭寿不贰,修身以俟之,所以立命也。”
Mèng zǐ yuē:“Jìn qí xīn zhě, zhī qí xìng yě. Zhī qí xìng, zé zhī tiān yǐ. Cún qí xīn, yǎng qí xìng, suǒ yǐ shì tiān yě. Yāo shòu bù èr, xiū shēn yǐ sì zhī, suǒ yǐ lì mìng yě. ”
Mencio dijo: "Empleando todas las fuerzas del corazón se conoce su disposición innata. Al conocer su disposición innata, entonces se conoce el Cielo. Al preservar el corazón y nutrir las disposiciones innatas, por medio de esto se sirve al Cielo. Se muera prematuramente o se viva un largo tiempo no hay que traicionarlo, cultivándose a uno mismo en la espera para que se cumpla el Mandato.
2. 孟子曰:“莫非命也,顺受其正。是故知命者,不立乎岩墙之下。尽其道而死者,正命也。桎梏死者,非正命也。”
Mèng zǐ yuē: “Mò fēi mìng yě, shùn shòu qí zhèng. Shì gù zhī mìng zhě, bù lì hū yán qiáng zhī xià. Jìn qí dào ér sǐ zhě, zhèng mìng yě. Zhì gù sǐ zhě, fēi zhèng mìng yě.”
Mencio dijo: "No hay nadie que no tenga un Mandato y al seguirlo se recibe lo recto. Por esto el que conoce el Mandato no se queda de pie debajo de un muro peligroso. El morir siguiendo con todas sus fuerzas el camino es el Mandato recto. El morir encadenado con grilletes no es el Mandato recto.
3. 孟子曰:“求则得之,舍则失之,是求有益于得也,求在我者也。求之有道,得之有命,是求无益于得也,求在外者也。”
Mencio dijo: "Si al buscarlo lo encuentro y al abandonarlo lo pierdo, esta búsqueda es propicia para conseguirlo, porque lo que busco está en mí. Si la búsqueda tiene un método y lo que se obtiene es conforme al Mandato, esta búsqueda no es propicia para obtenerlo, porque la búsqueda está afuera."
El sentido del Mandato
En los pasajes que acabamos de leer, Mencio relaciona el Mandato con el cuidado de sí. Para el Segundo Sabio, nacemos con disposiciones innatas buenas que necesitan ser cultivadas para que se expresen en valores morales como los enseñados por su maestro Confucio. Esto sería lo que el Cielo manda y tiene que ser buscado en el interior de cada uno. Esto no significaría que cada uno forje a su gusto los valores, sino la reafirmación de que tiene recursos internos para alcanzarlos. Sin este trabajo sobre sí no sería útil seguir normas impuestas desde afuera, como afirma al final, incluso si éstes son moralmente correctas.
Comentando este pasaje el profesor 姚 Yáo afirma respecto de los confucianistas clásicos:
Para ellos, es más urgente empezar a trabajar en la propia naturaleza de uno comprometiéndose al cultivo de uno mismo que culpar a otros o a las circunstancias exteriores del propio fracaso. Los razonamientos confucianos acerca del yo tratan de indagar a un nivel más profundo la psicología moral de cada individuo. Sostienen que los individuos son responsables de su propio futuro y los animan a buscar en su propio corazón/mente los recursos para llegar a ser buenos, creyendo «búscalo y lo encontrarás; déjalo ir y lo perderás. Así, el buscar es útil para encontrar y lo que buscas está dentro de ti mismo» (Mencio, 7A, 3). 姚新中 Yáo Xīnzhōng, El confucianismo, Madrid: Cambridge University Press, 2001:197