" Juicios por crímenes de guerra en Asia y el Pacífico (2020)

Juicios por crímenes de guerra en Asia y el Pacífico (2020)

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El final de la Segunda Guerra Mundial estuvo marcado por dos de los juicios más importantes del siglo XX: los juicios de Tokio y los juicios de Nuremberg a los criminales de guerra. Los crímenes contra la paz y los juicios de estos convictos de clase A son mundialmente conocidos. En ellos se juzgó a los principales responsables de algunos de los crímenes de guerra más terribles de la modernidad, entre los que se encontraban acusados de haber dirigido planes de exterminio, tortura y ejecución de prisioneros de guerra, asesinato de población civil y hasta experimentación en humanos. No obstante, menos conocidos son los juicios regionales que se realizaron contra los criminales de clase B y C, cuyos crímenes contra la humanidad, lejos de ser menos graves, fueron igualmente terribles, aunque perpetrados a menor escala.

Los famosos juicios de Tokio ya contaban con una película y un documental que abordan su desarrollo. Empero, no había una gran producción documental que explorara los juicios contra los criminales de clase B y C de Asia con gran detalle. Por esta razón, la productora 上海广播电视台外语频道 Shànghǎi guǎng bò diàn shì tái wài yǔ pín dào, Canal de idiomas extranjeros de radio y televisión de Shànghǎi, para conmemorar el 75 aniversario de la victoria contra el fascismo en el mundo en 2020, estrenó la serie documental de 8 capítulos 亚太战争审判 Yàtài zhànzhēng shěnpàn, Juicios por crímenes de guerra en Asia y el Pacífico (2020). Con material exclusivo y entrevistas únicas, esta serie documental no solo se centra en los grandes crímenes de guerra cometidos en China, sino que se extiende por todo el continente asiático, develando muchas historias poco conocidas.

De China al mundo

Para la producción de la serie documental 亚太战争审判 Yàtài zhànzhēng shěnpàn, Juicios por crímenes de guerra en Asia y el Pacífico (2020), el equipo de 上海 Shànghǎi viajó a través de 13 países, realizando entrevistas, filmando en sitios históricos y museos y visitando 29 archivos históricos de clase mundial. En los archivos históricos de diferentes países se encontró material nunca antes publicado en documentales o libros y se rescató y digitalizó material fílmico, fotográfico y de audio exclusivos, que fue utilizado como complemento y prueba de los crímenes para esta serie. Se incluye además entrevistas a casi 50 expertos en los crímenes de guerra de Asia Pacífico y los juicios a criminales de clases B y C, como así también entrevistas a 40 supervivientes y descendientes de supervivientes de diferentes países.

La serie cuenta con 8 capítulos de 50 minutos cada uno en el que se abordan diferentes ejes temáticos sobre los juicios a los criminales de guerra. A su vez, se divide en dos grandes partes. Los primeros 5 capítulos se centran en historias a lo largo de todo el Pacífico, abarcando juicios realizados en diferentes países contra civiles y prisioneros de guerra de muchas nacionalidades diferentes. Los últimos 3 capítulos se centran en historias de civiles y prisioneros chinos, de la mano de Barak Kushner, profesor de Estudios asiáticos y de Medio Oriente en Cambridge y autor del libro Men to Devils, Devils to Men: Japanese War Crimes and Chinese Justice, De hombres a demonios, de demonios a hombres: crímenes de guerra japoneses y justicia china (2016). Además de abordar el desarrollo de los juicios, cada capítulo comienza narrando algunos episodios poco conocidos de la guerra, que fueron redescubiertos en la investigación para esta serie documental en los archivos de los juicios y que se complementan con entrevistas a supervivientes, criminales de guerra y sus descendientes.  

Camino a la justicia

El primer capítulo de la serie se centra en la distinción entre los criminales de clase A, juzgados por un comité internacional, de los criminales de clase B y C, juzgados por los gobiernos de los países en donde cometieron los crímenes. Los criminales de clase A fueron líderes nacionales acusados de crímenes contra la paz, es decir, las personas responsables de los planes de invasión y conquista que se produjeron durante la guerra, normalmente asociados a agresivos planes de guerra que dieron lugar a terribles crímenes de guerra contra la población civil y los prisioneros de guerra, violando los pactos internacionales existentes. Los criminales de clase B y C, eran oficiales y soldados acusados de crímenes contra la humanidad. 

Excepto por los juicios realizados en China, el resto de ellos fueron llevados adelante en colonias, principalmente por crímenes cometidos contra prisioneros de guerra, que van desde la privación de comida y medicinas hasta torturas y ejecuciones. En pocos juicios, como ocurrió en China, se llevaron a cabo grandes procesos legales por crímenes cometidos contra población civil. 

Volviendo a casa con vida

En una pequeña isla de la provincia de 浙江 Zhèjiāng se produjo una de las historias menos conocidas de toda la guerra: un fortuito encuentro entre pescadores chinos y prisioneros de guerra británicos. ¿Cómo llegaron aquellos prisioneros extranjeros a las costas donde los pescadores vivían pacíficamente?

Entre 1942 y 1945, buques japoneses sin bandera transportaban prisioneros de guerra de todo el Pacífico a campos de trabajos forzados en ubicaciones estratégicas. Al encontrarse navegando sin bandera, estos buques eran identificados por las fuerzas aliadas como barcos militares japoneses disfrazados y normalmente eran torpedeados desde submarinos. En la bodega de estos buques, sin agua, comida ni circulación de aire, eran transportados prisioneros de guerra británicos, australianos y norteamericanos. Cuando el impacto de los torpedos no acababa con sus vidas, o fallecían debido a que se les negaba la salida de un buque hundiéndose, muchos eran ametrallados por las tropas japonesas mientras el barco se hundía, para evitar que lograran escapar. De uno de estos barcos de prisioneros torturados, un pequeño grupo consiguió sobrevivir al hundimiento, y fue rescatado por un grupo de pescadores chinos que acudió en su ayuda, al ver supervivientes de un naufragio. 

Misiones de la muerte

Tras el ataque japonés a Pearl Harbor, Estados Unidos le declaró la guerra a Japón y comenzó un proyecto secreto para realizar un contraataque. El 2 de abril de 1942, el portaaviones USS Hornet partió con 16 bombarderos con destino a Japón. A cargo de la misión estaba el teniente coronel James Doolitle. El plan era volar hasta una serie de aeropuertos chinos luego del bombardeo, donde los aviones serían entregados a las tropas nacionalistas para reforzar la defensa de China y los soldados serían repatriados. La única forma que tenían los aviones norteamericanos para comunicarse con los aeropuertos chinos era la frase “我是美国人 Wǒ shì Měi guó rén”, “Yo soy norteamericano” que habían practicado como forma de identificación. Debido a problemas en la comunicación, el ejército nacionalista chino confundió los bombarderos con bombarderos japoneses y cerró los aeropuertos. 

Al quedarse sin combustible, los bombarderos norteamericanos realizaron aterrizajes de emergencia o se estrellaron en diferentes partes de China. Los tripulantes que sobrevivieron comenzaron a vagar por el país, mientras eran perseguidos por tropas japonesas que habían detectado los sitios de aterrizaje. Los tripulantes que encontraron aldeas chinas fueron salvados por campesinos que los identificaron como aliados de China, mientras que otros fueron terriblemente torturados y ejecutados por las tropas japonesas. Además, algunos campesinos acusados por las tropas japonesas de salvar la vida de los soldados estadounidenses fueron brutalmente masacrados. 

Perdido en tierras extranjeras

Papua, Nueva Guinea, fue uno de los principales teatros de operaciones durante la Segunda Guerra Mundial. Entre sus selvas tropicales, un grupo de prisioneros chinos sufrió torturas y humillaciones durante un período de tres años. ¿Cómo llegaron estos prisioneros chinos a estas tierras tan lejanas? Y, sobre todo, ¿quiénes eran? 

Un pequeño grupo de estos prisioneros de guerra chinos en Nueva Guinea eran algunos de los mayores héroes de la Guerra de resistencia contra la agresión japonesa (1931-1945). En 1937, las fuerzas de invasión japonesas comenzaron la incursión y ocupación de la ciudad de 上海 Shànghǎi. Luego de semanas de enfrentamientos, las últimas tropas chinas se refugiaron en unos almacenes frente a la concesión internacional. Allí, los conocidos como los ochocientos héroes resistieron los múltiples intentos japoneses por tomar el último edificio. Al otro lado del río, la población extranjera podía ver los enfrentamientos entre las tropas desde las cafeterías. Tras resistir por días, las tropas chinas se replegaron a la concesión internacional, abandonando las armas y pasando a la neutralidad, aunque sería cuestión de tiempo para que las tropas japonesas ingresaran también en la concesión internacional e hicieran prisioneros no solo a las tropas chinas retiradas, sino también a los habitantes extranjeros neutrales. 

Ataque a los inocentes

En Singapur, un gran monumento formado por cuatro columnas conforma el Monumento en memoria de las víctimas civiles durante la ocupación japonesa. Cada columna representa uno de los grupos étnicos del país que sufrió durante la invasión. El mayor de estos grupos es el de la etnia china de Singapur. Dentro del monumento, hay un gran jarro de bronce. Durante los juicios a criminales de guerra en Singapur, grandes jarros como este fueron utilizados para transportar los huesos de los civiles ejecutados por las tropas de ocupación japonesas hasta el cementerio del monumento. 

Ante la imposibilidad de identificar a cada civil ejecutado, que eran encontrados en fosas comunes, a veces parcialmente desmembrados, repartidos por toda Singapur, los restos se colocaron en grandes jarros tradicionales para ser contabilizados y transportados hasta el cementerio. El contenido de estos jarros fue utilizado como prueba de los terribles crímenes cometidos durante los juicios. 

Llevando justicia a China

En el primer capítulo dirigido por Barak Kushner comienza la exploración sobre los juicios más grandes contra criminales de guerra japoneses: los más de 12 juicios realizados por China a más de 3.000 criminales de guerra. La investigación de estos crímenes comenzó en 1942, en plena guerra, y continuó hasta 1955. El material original de los primeros juicios, realizados por el gobierno nacionalista en el Centro y Sur del país es difícil de conseguir, en gran parte porque con el paso del tiempo la documentación fue destruida debido a que ya no era relevante, se perdió o no se encuentra disponible para consulta pública. Uno de los pocos documentos en lengua extranjera de estos juicios es el veredicto en inglés del teniente coronel Sakai Takashi, que se encuentra en los Archivos Nacionales de Gran Bretaña. ¿Por qué este veredicto fue redactado en inglés? ¿Y por qué se encuentra en Gran Bretaña? Pero sobre todo ¿Quién fue Sakai Takashi y que crímenes cometió? 

Para encontrar la respuesta Kushner viajó a la ciudad de 南京 Nánjīng donde un profesor de historia encontró el primer documento emitido por China solicitando a las fuerzas aliadas la entrega de 12 altos mandos japoneses para ser investigados y enjuiciados por crímenes de guerra en el país del Río Amarillo. En esa primera lista Sakai Takashi aparece en décima posición, como uno de los responsables de la invasión del Norte de China, junto a otros criminales de guerra que posteriormente fueron asignados a los Juicios de Tokio. 

La justicia nos redime a todos

En agosto de 2003, un grupo de trabajadores de la construcción chinos encontraron accidentalmente cinco grandes contenedores metálicos enterrados. El bulldozer que estaba preparando el terreno para una edificación rompió uno de los contenedores, del que comenzó a brotar un solvente aceitoso. 44 personas sufrieron terribles heridas y una falleció a raíz del contacto con la sustancia. Al año siguiente, un campesino que estaba construyendo los cimientos de su casa encontró un depósito subterráneo, con alrededor de 500 contenedores metálicos con sustancias desconocidas en el interior. Según identificaron los expertos, se trataba de bombas químicas japonesas, ocultas y abandonadas tras la rendición en 1945. 

En la pequeña isla de Okunushima, Japón, se estableció una de las mayores fábricas de armamento químico de toda la Segunda Guerra Mundial. Estas bombas eran utilizadas en China y otros países asiáticos para atacar no solo a los pobremente equipados ejércitos regionales, sino también para atacar a la población civil, violando todos los protocolos internacionales. Además de entrevistarse con el máximo experto en las fábricas de armamento químico de Japón, Kushner entrevistó a un extrabajador de la planta de producción militar, que narró las terribles condiciones en las que se producían las armas químicas y que pide disculpas a China por todo el daño causado por las armas que él mismo ayudó a fabricar. 

Un llamamiento para la humanidad

El 9 de agosto, las tropas de la Unión Soviética se unieron a las tropas chinas que estaban enfrentando a Japón en el Noreste de China, para acelerar el proceso de rendición de Japón. Tras una serie de grandes ofensivas, el 15 de agosto Japón anunció su rendición incondicional. Alrededor de 600.000 soldados japoneses apostados en la región fueron hechos prisioneros por la Unión Soviética y llevados a campos de concentración en Siberia, para ser posteriormente investigados por crímenes de guerra. Durante los siguientes 5 años, los prisioneros sufrieron las terribles condiciones del campo sin posibilidad de ser juzgados o extraditados a su Nación. 

En 1949, tras una serie de tratados firmados entre la República Popular China y la Unión Soviética, se incluyó un pacto para que unos 1.000 prisioneros japoneses fueran transportados secretamente hasta China, para ser juzgados por crímenes de guerra. Tras las primeras investigaciones y confesiones, algunos de los más altos mandos japoneses fueron encontrados culpables de terribles crímenes contra la población civil y sentenciados a muerte, tal y como había ocurrido en todos los otros juicios contra criminales de clase A, B y C. No obstante, tras la primera revisión de las confesiones y la sentencia, el primer ministro 周恩来 Zhōu Ēnlái decidió excluir la pena de muerte y la cadena perpetua de las posibles condenas, sin importar que tan grave fuera el crimen de guerra cometido. ¿Por qué razón el primer ministro chino exigiría perdonar la vida de algunos de los más terribles criminales de guerra del siglo XX? Con una visión a largo plazo que pocas personas de su época tenían, el primer ministro 周恩来 Zhōu Ēnlái sentó las bases para una profunda reconciliación entre China y Japón, así también como los cimientos para que la ciudadanía japonesa recuerde y condene los crímenes cometidos. 

Un documental único

Existen muchos grandes documentales sobre la Segunda Guerra Mundial, pero ninguno aborda con tanta profundidad los juicios y los crímenes de guerra cometidos en el teatro de operaciones del Pacífico. Además de tratarse de una serie documental original y que explica en gran detalle muchos casos poco conocidos, recupera material de época único, contribuyendo a la preservación de archivos históricos poco consultados y por ende de la propia historia. Algunas de las entrevistas, fotografías y filmaciones presentadas nunca se habían utilizado en ninguna producción documental hasta la fecha. Aunque ya existen otros documentales con temáticas similares, 亚太战争审判 Yàtài zhànzhēng shěnpàn, Juicios por crímenes de guerra en Asia y el Pacífico (2020) constituye la mayor obra documental sobre los juicios a los criminales de clase B y C en Asia. 

Esta serie es además un gran complemento a la serie documental 东京审判 Dōng jīng shěn pàn, Los Juicios de Tokio (2015), producida también por 上海广播电视台外语频道 Shànghǎi guǎng bò diàn shì tái wài yǔ pín dào, Canal de idiomas extranjeros de radio y televisión de Shànghǎi. Entre ambas series documentales se realiza una de las divulgaciones más amplias sobre los juicios a criminales de guerra en toda la región de Asia y el Pacífico, presentando material de época que prueban que en efecto los atroces crímenes fueron cometidos y explicando la importancia de recordarlos tantos años después.

Que la paz prevalezca en el mundo

A la hora de realizar un documental sobre eventos tan brutales como los narrados en 亚太战争审判 Yàtài zhànzhēng shěnpàn, Juicios por crímenes de guerra en Asia y el Pacífico (2020), hay que tener en claro cuál es el fin. Con historias de torturas, vivisecciones, canibalismo, ejecuciones masivas, uso de armas químicas y biológicas y muchas otras aberraciones, es fácil caer en la construcción de un documental que alimenta el morbo por lo ocurrido. El enfoque sobre los juicios, al utilizar reconstrucciones realizadas durante los mismos como hilo conductor para contar episodios poco conocidos de la guerra, así también como su amplitud de voces, que incluye no solo a víctimas y descendientes, sino también a criminales de guerra y sus descendientes, todos condenando lo ocurrido, es la combinación perfecta para construir un documental que busca recordar la historia y contribuir a que nunca vuelvan a ocurrir estas barbaries. Este artículo cierra con el mismo mensaje final que la serie documental: dedicado a los que fallecieron en las guerras, para que la paz prevalezca en el mundo. 

(1) Documentary series examines Japan's war crimes in WWII

(2) Award-winning documentary on trials of Japanese war crimes in WWII screens in UK 

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2 comentarios

  1. Felicitaciones por perseverar en la búsqueda de verdas y justicia, es vital para que los pueblos no pierdan la confianza en ellos mismos. Un proceso similar comenzamos en Argentina hace más de 40 años y no se claudicar hasta obtener justicia total.

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    1. Muchos países tuvieron procesos similares, aunque no es lo mismo cuando se juzga a invasores extranjeros que cuando los que cometieron crímenes de lesa humanidad son ciudadanos propios. No obstante, como se trata de crímenes similares, la experiencia china, que incluso optó por no aprobar las penas de muerte, y que esto luego sirvió como base para la difusión en de lo que había ocurrido en Japón, puede ser algo interesante a tener en cuenta.

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