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La emboscada perfecta

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Hasta 1884, las tropas de invasión francesas se habían dedicado a conquistar lentamente Vietnam. Al principio crearon la Colonia francesa de la Conchinchina, pero en pocos meses la colonia comenzó a expandirse por todo el país, tomando ciudades vietnamitas y creando zonas bajo un protectorado francés. La única fuerza capaz de proteger el país fueron un grupo de mercenarios chinos de origen campesino que habían sido contratados por el trono vietnamita. No obstante, mientras más avanzaban las tropas francesas en dirección hacia la frontera con China, más evidente se hacía que su intención no era solo invadir Vietnam y que sería cuestión de tiempo para que Francia comenzara a establecer colonias y protectorados en territorio chino. Por esta razón, las tropas imperiales 清 Qīng del Sur del país estaban en Vietnam, protegiendo a sus aliados cerca de la frontera. Además, en los puertos y ciudades chinas del Sur había un gran movimiento: nuevas tropas eran entrenadas, nuevo equipamiento era comprado y se estaba preparando una gran defensa para evitar una nueva invasión colonial. 

En 1883, las tropas expedicionarias francesas habían conseguido la victoria contra una ciudad vietnamita protegida por reclutas chinos, lo que hizo pensar que los enfrentamientos contra tropas chinas eran sencillos.

Crónica de una muerte anunciada

Al enfrentarse a las tropas mercenarias chinas, las fuerzas expedicionarias francesas tenían una ventaja militar evidente: se trataba de tropas entrenadas, perfectamente equipadas, con muchos recursos y con posibilidad de contar con miles de tropas reclutadas de manera forzosa en otras colonias para ser utilizadas como carne de cañón. Los Banderas Negras, el grupo de mercenarios dirigidos por el general 刘永福 Liú Yǒngfú estaban mal equipados, apenas entrenados por las tropas chinas regulares en los últimos compases del enfrentamiento y no podían presentar una batalla frontal tradicional. El concepto de guerra de guerrillas que tan popular se volvería en China y Vietnam en el siglo XX todavía no había sido desarrollado como para ofrecer una verdadera alternativa al combate. Por fortuna el general 刘永福 Liú Yǒngfú sabía medir sus fuerzas y siempre compensaba sus debilidades con superioridad a la hora de elegir el campo de batalla.

Los enfrentamientos contra los Banderas Negras habían provocado terribles bajas en las fuerzas expedicionarias francesas, pero a la vez los mercenarios chinos no eran capaces de frenar completamente el avance francés. Básicamente se limitaban a provocar el mayor número de bajas posible a Francia y retirarse para preparar la siguiente trampa. El gran problema para las tropas francesas era medirse militarmente con las tropas regulares chinas que protegían el Norte de Vietnam. Según el Acuerdo de 天津 Tiānjīn firmado el 11 de mayo de 1884, las tropas chinas se retirarían progresivamente dejando a las fuerzas expedicionarias francesas el control de las ciudades vietnamitas, lo que impediría enfrentamientos armados. Sin embargo, en el acuerdo no se había establecido ninguna fecha límite para entregar el control militar, una astuta jugada china para retrasar el avance francés. Aunque los mandos franceses confiaban en su superioridad militar en el campo de batalla, las tropas chinas ya no eran aquellas tropas de las Guerras del Opio, sino que habían sido modernizadas y eran especialmente mortíferas en combate.

La Ruta Mandarín

En junio de 1884, la columna francesa bajo el comando de Alphonse Dugenne avanzó en dirección Norte hasta alcanzar los suburbios de las ciudades de Lạng Sơn, Cao Bằng y That Khe. Sus tropas consistían en un grupo de infantería de marina francesa, un batallón de artillería, un pequeño grupo de soldados coloniales franceses y un nuevo batallón vietnamita. Aunque en los enfrentamientos previos las tropas reclutadas en Vietnam habían sido desmanteladas luego de diferencias estratégicas, lo que provocó que muchos vietnamitas se unieran a la resistencia, Dugenne decidió volver a probarlos en el campo de batalla como carne de cañón. 

Mapa de la ruta que siguió la columna de Dugenne. Comandante Jean-François-Alphonse Lecomte en Le guet-apens de Bac-Lé (Paris, 1890).

La columna de Dugenne se aprovisionó para 45 días y reclutó porteadores vietnamitas así también como mulas para seguir un camino inexplorado hacia el Norte que se nombraría como la Ruta Mandarín, una clara referencia de hacia a dónde pretendían ir: China. Un equipo del servicio topográfico francés viajó junto a las tropas para dibujar los mapas de la ruta. 

Jean-François-Alphonse Lecomte, oficial del servicio topográfico. Dibujo por Maurice Rollet de l'Isle Au Tonkin et dans les mers de Chine (Paris, 1886).

Advertidos

El 15 de junio, la columna se encontró con el río Song Thuong, que debido a fuertes lluvias había crecido y todo el terreno cercano estaba embarrado. Decidieron acampar cerca del río para que el cuerpo de ingenieros pudiera construir un paso seguro. Mientras tanto, nuevas tropas africanas llegaron para reforzar la vanguardia, ya que Dugenne no confiaba en los vietnamitas. Finalmente, no fue posible construir un paso y continuaron marchando siguiendo el río hasta aproximarse a la ciudad de Bắc Lệ.

Mientras marchaban, los exploradores franceses advirtieron que estaban siendo observados desde la distancia y en algunas ocasiones algunos disparos habían sido realizados, aunque nunca hiriendo a ningún soldado. Los exploradores no tenían claro si los disparos provenían de tropas vietnamitas o de los Banderas Negras. Cerca de Bắc Lệ el cuerpo de ingenieros encontró un paso seguro para las tropas. Cruzando el río se aproximarían a la ciudad. Esto no representaba un problema desde la perspectiva francesa, ya que no pretendían hacerse con el control en de la ciudad, como había sido acordado en 天津 Tiānjīn.

Desde el otro lado del río los soldados chinos eran claramente visibles en Bắc Lệ. Cuando las tropas francesas comenzaron a cruzar el río para aproximarse a la ciudad comenzaron a escucharse disparos. Como ningún soldado parecía haber sido alcanzado por el fuego y no había razón para que fueran atacados por tropas chinas, Dugenne creyó que las tropas chinas debían estar lidiando con bandidos. A 250 metros de distancia las tropas chinas estaban desplegadas sobre los muros en posición defensiva observando cruzar a los franceses. Cuando una gran parte de las tropas había logrado cruzar, las tropas chinas abrieron fuego. No obstante, aunque era claro que les disparaban a las tropas francesas, los disparos eran altos, buscando advertir y no iniciar una batalla real. Enfurecidos por la advertencia, las tropas francesas terminaron de cruzar de forma apresurada el río y comenzaron a trabajar en crear una posición segura desde la que enfrentar a las tropas chinas.

Aunque Dugenne no lo tenía claro, era la primera columna francesa que se encontraba con las modernas tropas imperiales chinas. En lugar de ir equipados con los antiguos rifles de avancarga, las tropas que defendían la ciudad utilizaban modernos rifles Remington, unos de los mejores de su época. Además, los generales chinos pertenecían a las nuevas escuelas militares que habían aprendido de las doctrinas militares extranjeras durante los enfrentamientos contra el Reino Celestial de la Gran Paz (1851-1864).

Parlamentar

Al poco tiempo de que finalizara el cruce de las tropas francesas, tres emisarios chinos arribaron a las posiciones francesas. Portaban un mensaje escrito por los comandantes chinos para el comandante francés, escrito obviamente en chino. Para entender el mensaje y ofrecer una respuesta a los enviados chinos, los franceses buscaron vietnamitas que pudieran hacer de intérpretes entre sus filas. Aunque un pequeño grupo de vietnamitas intentó traducir el mensaje, su nivel de chino y francés no era suficiente como para hacerle entender al comandante francés el contenido de la carta. Lo único que pudieron sacar en limpio del mensaje era que se encontraban frente a tropas imperiales y que se reclamaba el respeto del Acuerdo de 天津 Tiānjīn. Según los comandantes chinos, no se había recibido ninguna orden de entregar la ciudad a Francia y debían retirarse de allí.

Reporte entregado

La respuesta francesa fue informar a los comandantes chinos que estaban en la región y que debido a los problemas diplomáticos no tenían intención de tomar la ciudad, que su objetivo era continuar la Ruta Mandarín en dirección Norte y buscar un lugar para acampar lejos de las tropas chinas. Según los informes de los capitanes franceses, Dugenne realmente creía que las tropas chinas los dejarían seguir su ruta.

Emboscados

A las 16 horas del 23 de junio las tropas francesas reemprendieron su travesía. Temiendo que pudiera haber un malentendido, ya que literalmente marcharían a lo largo de los muros de la ciudad, Dugenne ordenó que, sin importar lo que ocurriera, nadie abriera fuego excepto que él lo ordenara. Durante algunos minutos las tropas marcharon por la jungla sin ser molestados. Los exploradores encontraron un claro en el bosque que era un excelente paso para las tropas y se dio la orden de dirigirse hacia allí. Temiendo que las tropas chinas pudieran efectuar nuevos disparos de advertencia desde un acantilado fortificado que cubría el claro, Dugenne ordenó que la vanguardia de tropas vietnamitas, colocadas allí para recibir los primeros disparos en caso de ataque, fueran reemplazados por tropas de la caballería ligera francesas. De esta forma, no se produciría un intercambio de fuego debido al pánico. 

Representación de la emboscada sufrida por las tropas francesas. Comandante Jean-François-Alphonse Lecomte en Le guet-apens de Bac-Lé (Paris, 1890).

Cuando la caballería francesa apareció en el claro recibió una terrible respuesta desde el acantilado. Todas las posiciones fortificadas, con los soldados chinos en posición de ataque abrieron fuego sobre los soldados franceses. Pocos segundos después de que se produjera el primer ataque, soldados de infantería chinos, armados con los modernos rifles, aparecieron por ambos flancos de la columna francesa abriendo fuego. Al verse encerrado en un callejón, rodeado de tropas chinas, las tropas francesas comenzaron a abrir fuego en respuesta. Según los informes franceses, todo se trató de un malentendido chino que, al ver a la caballería francesa a la carrera por alcanzar la vanguardia, creyeron que se preparaban para atacar. La realidad es que desde que los exploradores chinos habían detectado a la columna francesa habían preparado la emboscada para evitar que penetraran en el territorio bajo su protección. 

Las tropas francesas responden al fuego chino. Comandante Jean-François-Alphonse Lecomte en Le guet-apens de Bac-Lé (Paris, 1890).

Dugenne comenzó a ordenar el cese del fuego; no obstante, debido al terrible ruido de las armas de fuego de ambos bandos, sumado a la gran cantidad de trompetas chinas que llamaban al combate, las órdenes no tuvieron efecto. Para protegerse, Dugenne consiguió formar un cuadrado defensivo bajo el fuego chino. En el centro del cuadrado, un grupo de ingenieros comenzó a cavar una serie de trincheras improvisadas para protegerse del ataque.

Hacia la noche los comandantes franceses comenzaron a percatarse de que las tropas chinas no eran capaces de avanzar sobre ellos y que las primeras trincheras improvisadas ya eran útiles para protegerse del intenso fuego. Con esto esperaban poder tener una noche tranquila en la que recuperarse y planear la forma de huir. No obstante, en el anochecer se produjo un relevo de unidades para asediar la posición francesa durante toda la noche. El grupo nocturno consiguió colocarse sobre un pequeño monte cercano desde donde tenían visibilidad del cuadrado defensivo francés y podían disparar libremente

Esto no son las Guerras del Opio

En la mañana se produjo otro relevo de tropas chinas y comenzaron a rodear completamente a las desorganizadas tropas francesas que no tenían cómo protegerse. Al verse rodeados por el camino por el que habían avanzado, Dugenne ordenó realizar una carga para mantener ese paso disponible para huir. Las tropas francesas continuaban con la doctrina militar establecida por Napoleón Bonaparte de apoyarse en un fuerte ataque de la artillería. Desde su posición no podían hacer uso de la artillería y si continuaban manteniendo la posición serían rápidamente eliminados en pocas horas. Por lo tanto, el día 24 de junio, a las 11 de la mañana, Dugenne ordenó la retirada general. Con un gran número de muertos y heridos y viéndose obligado a abandonar gran parte de su equipamiento, las tropas se retiraron y cruzaron nuevamente el río, volviendo por el camino que habían tomado.

Los cuerpos de caballería, que tenían poca utilidad en la espesa jungla de la zona, desmontaron para ayudar a responder al fuego en la retirada y los heridos fueron subidos a los caballos para evacuarlos. Cubriendo la retirada, Dugenne dejó a las fuerzas africanas, que recibieron un terrible ataque chino. No obstante, mientras las tropas africanas caían a manos chinas, el grueso de los ciudadanos franceses pudo abandonar la zona. Mientras se producía el enfrentamiento de la retirada, Dugenne ordenó a las tropas francesas ejecutar a las tropas vietnamitas que cuando comenzó la emboscada no habían respondido al fuego enemigo y habían permanecido inmóviles dificultando el posicionamiento de otras unidades. Recordemos que Dugenne había ordenado no disparar e incluso intentó impedir el fuego francés cuando se vieron rodeados. 350 soldados vietnamitas fueron ejecutados, abandonados heridos o consiguieron desertar y huir; los informes franceses no son claros, así como tampoco son claros sobre el número y destino de las tropas africanas.

Tecnología de punta

Una vez en una posición segura en un lugar elevado a algunos kilómetros de distancia, Dugenne envió un mensaje a Hanoi utilizando un heliógrafo, pidiendo instrucciones sobre cómo proceder. El heliógrafo era una curiosa tecnología que permitía la comunicación a grandes distancias. Utilizando la luz del sol reflejada en un espejo se podían emitir destellos para enviar mensajes. Esta era la única tecnología de la época que permitía una comunicación prácticamente instantánea a grandes distancias. La otra opción era enviar a un soldado a caballo con un mensaje, lo que tardaría días.

Al recibir la información de las terribles bajas sufridas, se enviaron unidades para asistir a Dugenne. El general François de Négrier partió inmediatamente al rescate con dos batallones de argelinos, dos compañías francesas y dos baterías de artillería. El viaje le tomó 3 días a marcha forzada para llegar lo antes posible y asegurar la total retirada de las tropas. 

Encuentro entre las columnas de Dugenne y de Négrier. Comandante Jean-François-Alphonse Lecomte en Le guet-apens de Bac-Lé (Paris, 1890).

La respuesta francesa

Tras el encuentro entre tropas imperiales chinas y las fuerzas expedicionarias francesas, las autoridades de la colonia comenzaron a planificar una respuesta desmedida basando nuevamente su conocimiento en las Guerras del Opio, casi como si no hubieran aprendido de los encuentros que estaban teniendo. Comenzaron a preparar una invasión sobre los territorios vietnamitas protegidos por tropas chinas. Además, enviaron un comunicado al gobierno imperial, reclamando una disculpa formal y una compensación económica desmedida. Aconsejados por el ministro 李鸿章 Lǐ Hóngzhāng, que buscaba no llegar a una guerra con las potencias coloniales, al menos hasta que las tropas hubieran sido completamente reformadas, se emitió una disculpa formal, pero se negó el resarcimiento económico.

Desde la colonia francesa se enviaron navíos para atacar a la Armada china en el Sur del país del Río Amarillo. El objetivo era destruir el moderno astillero de 福州 Fúzhōu, para asegurarse el control naval en todo el Sudeste asiático y volver a amenazar con la diplomacia del cañonero que tantos buenos resultados había dado en el pasado. Por otro lado, el gobierno colonial eligió el territorio que querría como compensación tras la guerra que se estaba a punto de producir: la isla de 台湾 Táiwān. Por esta razón, enviaron buques y tropas para realizar un bombardeo sobre la isla y realizar un desembarco.

La épica defensa de la tierra de los ancestros

Aunque las autoridades de la colonia francesa en Vietnam esperaban repetir los logros de Gran Bretaña sobre China, que se había adueñado de 香港 Xiāng gǎng en las Guerras del Opio, esta vez el Imperio 清 Qīng contaba con algunos de los mejores generales de su tiempo. Las gentes de 台湾 Táiwān realizarían una épica defensa de su tierra y recibirían grandes refuerzos desde el continente. Por otro lado, el general 刘永福 Liú Yǒngfú que era un simple mercenario chino al servicio de Vietnam, comenzaría a pensar en la importancia de la defensa de la tierra de sus ancestros. Lamentablemente, la isla de 台湾 Táiwān estaba bajo la mira de más de una potencia colonial y 刘永福 Liú Yǒngfú terminaría dirigiendo una épica defensa de la isla, lo que lo consagraría como un héroe nacional contra un invasor no europeo, pero que buscaba copiar sus métodos: el Imperio de Japón. 

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