El final de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) produjo una reestructuración a nivel global. No solamente por el balance de potencias, sino también porque surgieron figuras jurídicas como “crímenes contra la paz”, “crímenes de guerra” y “crímenes de lesa humanidad”. Con el final de la guerra, tanto en Europa como en Asia se llevaron a cabo juicios contra algunos de los responsables del inicio de los conflictos y algunas de las mayores masacres de la historia de la humanidad.
Los juicios más famosos fueron los Juicios de Núremberg, en los que se juzgó a altos mandos nazis. No obstante, con la rendición de Japón en 1945, una serie de juicios similares fueron llevados a cabo en Tokio. En estos juicios se juzgó a altos mandos japoneses de haber planificado y ejecutado un plan para invadir diversos países asiáticos, en los que luego se perpetraron verdaderas masacres contra la población civil y los prisioneros de guerra.
En 2006, como conmemoración del 75 aniversario del inicio de la invasión japonesa en China, el director 高群书 Gāo Qúnshū estrenó su primer filme: 东京审判 Dōngjīng Shěn pàn, Los Juicios de Tokio. La película se centra en la figura del juez chino 梅汝璈 Méi Rǔáo y su trabajo durante los juicios.
Criminales de guerra
La película comienza con filmaciones de las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki e imágenes de los supervivientes de los diversos bombardeos en territorio japonés. Viendo estas imágenes de destrucción y desesperanza en persona en 1946, el juez 梅汝璈 Méi Rǔáo reflexiona sobre cómo la guerra destruyó la prospera Japón que había conocido 22 años antes. A pesar de la pena que siente por el pueblo japonés, 梅汝璈 Méi Rǔáo intenta no olvidar que algunas de las personas que debe juzgar acabaron con la paz en el mundo, atormentaron a China y arruinaron a la propia Japón.
El 29 de abril de 1946, el Tribunal Penal Militar Internacional para el Lejano Oriente, integrado por representantes de Estados Unidos, China, Unión Soviética, Reino Unido, Francia, Canadá, Australia, Nueva Zelanda, Países Bajos e India, se dispone a comenzar los juicios contra los acusados de cometer los peores crímenes. Sin embargo, cuando el presidente del tribunal supremo William Webb anuncia que los jueces de Gran Bretaña y Estados Unidos se sentarán a su izquierda y derecha, dejando al juez chino 梅汝璈 Méi Rǔáo en una posición más apartada, el juez chino decide no participar del juicio hasta que se reconozca su posición junto al presidente del tribunal supremo. Como Japón se rindió en primer lugar a Estados Unidos y luego a China, y debido a que los acusados cometieron gran parte de sus crímenes en territorio chino, el representante chino no está dispuesto a aceptar que su país vuelva a ser relegado.
Una vez resuelto el problema de las ubicaciones y reconociendo a China como se merece, el Tribunal Penal Militar Internacional para el Lejano Oriente comienza los juicios formalmente ante los expectantes ojos del mundo. La posición central del juez chino, justo a la izquierda del presidente del tribunal supremo, capta la atención de todos los periodistas presentes.
Entre los 28 acusados de clase A se encuentran altos mandos del Ejército Japonés, como el general Hideki Tōjō, comandante de las tropas japonesas en territorio chino. Al poco de comenzar la sesión, Shūmei Ōkawa, escritor acusado de incitar las invasiones japonesas, golpea en la cabeza a Hideki Tōjō. Debido a su agresividad y comportamiento errático es retirado de la sala.
A continuación, las acusaciones y principales pruebas contra los imputados son presentadas. Pruebas fotográficas y fílmicas, testigos y víctimas, pruebas escritas y otras evidencias se suceden. Ichiro Kiyose, abogado defensor de los imputados japoneses, intentará por todos los medios evitar que los acusados sean condenados a muerte.
Por su parte, el juez 梅汝璈 Méi Rǔáo intentará por todos los medios conseguir la máxima condena para todos los imputados, ya que se cuenta con pruebas que muestran que idearon y perpetraron algunos de los peores crímenes de toda la Segunda Guerra Mundial. ¿Cuáles fueron los ejes de la defensa japonesa? ¿Qué pruebas existen de los crímenes? ¿Cómo fue el proceso de debate de los jueces? Para descubrirlo deberán ver la película.
Una reconstrucción impecable
El filme 东京审判 Dōngjīng Shěn pàn, Los Juicios de Tokio (2006) es la primera película del director 高群书 Gāo Qúnshū. Sin embargo, consiguió un presupuesto de 30 millones de yuanes para la realización. La preproducción del filme tomó más de un año, en el que el director 高群书 Gāo Qúnshū se dedicó principalmente a estudiar filmaciones y fotografías de los Juicios de Tokio, así también como repasar transcripciones de los juicios para terminar de definir algunos diálogos del guión. A partir de las filmaciones y fotografías, se construyó una escenografía a escala real del salón donde se llevaron a cabo los juicios. El nivel de detalle es tan sorprendente que en algunas tomas de la película es difícil distinguir si se trata del juicio real o la representación cinematográfica. El director 高群书 Gāo Qúnshū también entregó un gran número de documentales a los actores principales, para que aprendieran más sobre los juicios y observaran detenidamente a los personajes que iban a interpretar.
Fotografía tomada durante los Juicios de Tokio, 1946. |
La reconstrucción de la sala requirió una inversión de 10 millones de yuanes. No obstante, cuando los productores descubrieron que gran parte del presupuesto se había gastado en construir el set, decidieron retirar los fondos y cancelar la filmación de la película. El director 高群书 Gāo Qúnshū pidió un préstamo personal de 5 millones de yuanes para continuar con el proyecto y otro grupo de productores aportó 5 millones más durante las filmaciones. A pesar de que el presupuesto se redujo casi en un 30%, el resultado final es impecable desde todo punto de vista.
Según el director 高群书 Gāo Qúnshū, el 80% de los diálogos entre los jueces, acusados, abogados y testigos son diálogos reales tomados de los archivos de los juicios. El 20% restante corresponde principalmente a diálogos privados entre los jueces, de los que no existen transcripciones, y que fueron reconstruidos en base a fuentes varias. Por otro lado, hay que también reconocer el gran trabajo de guión por conservar las lenguas originales de cada personaje; de hecho, esta es una de las primeras grandes películas chinas cuyos diálogos están principalmente en lenguas extranjeras. Esta elección es más fiel a la realidad y permite una experiencia más inmersiva.
El golpe de gracia
La escena en la que el escritor Shūmei Ōkawa agrede al general Hideki Tōjō puede sorprender al público, ya que tal ofensa habría sido considerada realmente grave en cualquier otra situación y puede parecer irreal. No obstante, al comenzar los juicios, Ōkawa realmente golpeó a Tōjō en la cabeza y comenzó a gritarle. Ōkawa se había presentado en pijama y tenía un comportamiento nervioso y agresivo. La escena está muy bien documentada porque dejó a los presentes boquiabiertos.
Un guardia estadounidense contiene a Ōkawa luego de golpear en la cabeza a Tōjō. |
Un terrible criminal de guerra
A pesar de que han pasado décadas desde los Juicios de Tokio, el tema continúa siendo de actualidad, especialmente por todo lo que rodea a la figura de Hideki Tōjō. A este general japonés se lo acusó de los peores crímenes cometidos en suelo chino, que iban desde ser ideólogo de una conspiración para realizar autoatentados para justificar la invasión hasta ser cómplice necesario en la Masacre de 南京 Nánjīng y los campos de experimentación con humanos de 哈尔滨 Hā'ěrbīn.
En primer plano Hideki Tōjō, durante los Juicios de Tokio. |
Luego de presentar un gran número de pruebas y testigos, Hideki Tōjō fue declarado culpable de todos los cargos. En China, esto representó una pequeña victoria de la justicia para la memoria de las 300 mil víctimas de 南京 Nánjīng y las miles de víctimas de 哈尔滨 Hā'ěrbīn. No obstante, en 1978 Hideki Tōjō, otros 13 criminales de guerra de clase A, los acusados de cometer los peores crímenes, y más de 2.000 criminales de guerra de las clases B y C, fueron incluidos en la lista de mártires de Japón en el Santuario Yasukuni de Tokio. Allí la gente puede ir a rendir culto a sus figuras y conmemorarlos, incluso a pesar de haber sido condenados por un organismo internacional.
Santuario Yasukuni de Tokio, lugar donde se conmemoran criminales de guerra. |
El gobierno japonés nunca reconoció el alcance de la Masacre de 南京 Nánjīng y la posición oficial es que tan solo se asesinaron a soldados chinos encubiertos. No obstante, las fosas comunes de 南京 Nánjīng han revelado cuerpos de niños, mujeres y ancianos, personas que claramente no formaban parte del ejército.
En películas japonesas como Pride: The Fateful Moment (1998), se presenta al criminal Hideki Tōjō como un patriota que fue injustamente juzgado. Tanto en el santuario como en este filme, se lo presenta como un general que luchó por la soberanía de Japón. Lo que muchos de estos relatos se dejan en el tintero es que Hideki Tōjō luchó en territorio chino, ideando y colaborando en una invasión que solo llevó destrucción a China y a su propio país. Siempre hay que recordar que Hideki Tōjō es un criminal equivalente o incluso peor que líderes nazis como Hermann Göring o Rudolf Hess. Con esta última comparativa es más fácil comprender por qué en China y Corea, la inclusión de los nombres de estos criminales japoneses en el Santuario Yasukuni ha sido históricamente controvertido.
Representación artística del Monumento a las víctimas de 南京 Nánjīng, destruyendo el Santuario Yasukuni. |
Un filme reflexivo
A pesar de que gran parte de la película gira en torno a si los criminales deben o no ser condenados a muerte, el filme no pretende poner sobre la mesa la discusión sobre la pena de muerte en sí misma. Tal y como se muestra al principio de la cinta, los Juicios de Nuremberg establecieron la pena de muerte como una condena posible para los peores criminales, y de hecho no pocos recibieron esta condena finalmente. El propio juez 梅汝璈 Méi Rǔáo, que está decidido a conseguir la pena capital para poder volver a su tierra natal en paz con su pueblo, aborda la discusión solo desde la perspectiva de por qué estos criminales deben recibirla. A sabiendas de que hay jueces que profesan el catolicismo y el budismo, se aparta de la discusión ética de la pena de muerte para abordar el caso puntual de los criminales japoneses.
Tal y como cuenta la película al final, los criminales de guerra japoneses que no fueron ejecutados y que recibieron cadena perpetua no completaron su condena, ya que pocos años después fueron liberados bajo diversos pretextos.
El filme es casi documental y acerca al público, de forma accesible, las discusiones de los Juicios de Tokio. Aunque se podría pensar que una película sobre un juicio tan complejo puede resultar densa, la forma dinámica en la que está narrada, como así también las interesantes discusiones sobre las razones para imputar a los acusados permiten que el público descubra más sobre un importante hecho histórico que aún hoy en día tiene una gran relevancia internacional a través de una apasionante puesta en escena.
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