" El asalto de 广州 Guǎng zhōu

El asalto de 广州 Guǎng zhōu

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Muchas ciudades de China que, hoy en día, son lugares prósperos y pacíficos, tienen una larga historia de muerte y destrucción llevada por invasores. 广州 Guǎngzhōu fue cañoneada en 1841 durante la Primera Guerra del Opio (1839-1842), y pocos años después fue reducida a cenizas por tropas británicas y francesas luego de la navidad de 1857. Los horrores de ver la ciudad natal arrasada por la guerra dejaron una profunda marca en toda una generación, una que inculcaría a sus hijos y nietos la necesidad de la construcción de un país próspero y fuerte.

El intercambio de cartas

Mientras las tropas de la colonia británica de India viajaban hacia China, Lord Elgin (1811-1863), líder de la expedición británica y Jean Baptiste Louis Gros (1793-1870), al mando de las tropas francesas, comenzaron un intenso intercambio de cartas con 叶名琛 Yè Míngchēn (1807-1859), administrador imperial de 广州 Guǎngzhōu. Elgin intentaba convencer a 叶名琛 Yè Míngchēn de acatar las demandas británicas y francesas para evitar la guerra. Los británicos deseaban realizar modificaciones a los tratados desiguales firmados, para que China cediera más ventajas a Gran Bretaña. Los franceses reclamaban un juicio a los involucrados en la muerte de un misionero francés, que se había adentrado en una zona prohibida, además de una indemnización a su gobierno. Elgin también le recordó que, en 1850, George Bonham (1803-1863), exgobernador de 香港 Xiāng Gǎng, había obtenido autorización para entrar en la ciudad. 叶名琛 Yè Míngchēn, que era un gran conocedor de la cultura británica, replicó que Bonham portaba uno de los títulos de caballero más prestigioso de Gran Bretaña: Order of the Bath, y que por eso había sido recibido como un enviado diplomático importante. Por su parte, Elgin tan solo exhibía el título de Lord y no se le permitiría ni a él ni a sus hombres desembarcar en China. Además, 叶名琛 Yè Míngchēn señaló que el emperador había dictado la no modificación de los tratados firmados y que, a pesar de que el Tratado Desigual de 南京 Nánjīng permitía a los británicos utilizar el puerto de 广州 Guǎng zhōu, no se les permitiría atracar por su propia seguridad.

Parlamento

El 15 de diciembre de 1857, los buques de guerra provenientes de India arribaron a 广州 Guǎngzhōu. Al ver entrar los buques de vapor por el estuario, más de 200 barcos de guerra chinos abandonaron sus posiciones en las islas frente a 广州 Guǎng zhōu y se dirigieron al puerto de la ciudad. Las armadas británica y francesa aprovecharon esta retirada para hacerse con el control de las pequeñas islas frente a 广州 Guǎng zhōu, donde no había fuertes militares ni ningún tipo de resistencia.

Elgin y Gros se reunieron con Euphimius Putiatin (1803-1883), enviado del Imperio Ruso. Los tres acordaron enviar un nuevo ultimátum a 叶名琛 Yè Míngchēn, ofreciéndole evitar el cañoneo a la ciudad si aceptaba los términos impuestos por Gran Bretaña y Francia. Este ultimátum no es ni más ni menos que la aplicación nuevamente de la Diplomacia del Cañonero, algo que 广州 Guǎng zhōu ya había sufrido durante la Primera Guerra del Opio. Luego de enviar el ultimátum Elgin escribió en su diario que 广州 Guǎng zhōu era una:

"great city doomed I fear to destruction by the folly of its own rulers and the vanity and levity of ours."

"gran ciudad condenada, me temo, a la destrucción por la locura de sus propios gobernantes y la vanidad y ligereza de los nuestros."

En esta entrada de su diario podemos ver cómo Elgin era no solo crítico de la administración china, algo que no le competía, sino también de su propio gobierno. Elgin no era traficante de opio ni vivía en las colonias británicas cercanas a China; para él esta guerra no tenía sentido, aunque estaba obligado a ejecutarla.

Los ejércitos

El comandante francés Gros decidió retirarse del frente, para mantenerse seguro en la retaguardia mientras sus tropas atacaban. Elgin decidió permanecer con sus tropas porque temía una dura resistencia de parte de los chinos. El fuerte de la ciudad se encontraba en una excelente posición defensiva, que ponía en jaque cualquier ataque naval. Además, la ciudad contaba con gruesos muros de casi ocho metros de altura y 6 metros de ancho, que rodeaban toda la ciudad a lo largo de 9,5 kilómetros. Por si las estructuras defensivas no fueran suficientes, los soldados chinos superaban en número a los británicos en 5 a 1. Se trataba principalmente de soldados profesionales manchúes, bien entrenados y dispuestos a pelear hasta la muerte para defender al emperador y su imperio. A pesar de que el grueso de las tropas del sur de China se encontraba conteniendo el levantamiento del 太平天国 Tàipíng tiān guó, Reino Celestial Tàipíng, la ciudad contaba con una considerable guarnición de 30.000 soldados profesionales. La única ventaja con la que contaban las tropas europeas eran sus nuevos cañones, que tenían un rango y potencia de fuego superiores a los cañones chinos.

Se acaba el ultimátum

El 22 de diciembre se acabó el tiempo concedido en el ultimátum, pero los europeos decidieron retrasar el ataque hasta el 27 de diciembre para poder festejar la Navidad.

La mañana del 28 de diciembre de 1857 comenzó un intenso bombardeo a las murallas de la ciudad, especialmente a las torres defensivas. El cañoneo se extendió a lo largo de todo el día e incluyó proyectiles incendiarios. Solo los dos fuertes principales de la ciudad respondieron al fuego enemigo, porque eran los únicos que contaban con cañones de largo alcance. Tan solo en las primeras 24 horas, se estima que alrededor de 200 defensores cayeron en combate, mientras que los europeos no reportaron bajas. Los incendios hicieron el resto: esa noche la ciudad de 广州 Guǎng zhōu se incendió completamente. 

El camuflaje perfecto

El humo de los incendios y los cañones impedían que los defensores pudieran ver claramente los movimientos enemigos. Aprovechando esto, las tropas europeas desembarcaron en las afueras de la ciudad, en una zona de arrozales y en otra utilizada como cementerio. Pero el Ejército Imperial esperaba este movimiento. Cuando las tropas extranjeras comenzaron a atravesar el cementerio, cientos de soldados chinos camuflados abrieron fuego y comenzaron a agitar banderas rojas y amarillas, colores utilizados para desafiar al enemigo.

El humo de las pipas o los cañones

Debido al ataque sorpresa chino, las tropas británicas detuvieron el avance y acamparon a las afueras del cementerio durante la primera noche. Mientras tanto, dentro de la ciudad, los residentes sufrían al ver como las llamas devoraban sus viviendas. Si el fuego dentro de las pipas de opio no acababa con sus vidas, lo haría el fuego de los cañones británicos y franceses. 

Suburbios de 广州 Guǎngzhōu en 1857 cuando los edificios comenzaron a incendiarse.

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