Charles Darwin y 华蘅芳 Huá Héngfāng. |
En 1859 se publicó en Gran Bretaña El Origen de las Especies, escrito por Charles Darwin (1809-1882) y comentado por Alfred Russel Wallace (1823-1913). Este libro comenzó una revolución científica, puesto que fue el primer estudio científico que presentó pruebas de la existencia de un motor evolutivo: la selección natural. A pesar del gran revuelo que causó esta teoría, las ideas de Darwin tardaron muchos años en llegar a China, en parte por la barrera idiomática y en parte por la gran convulsión por la que transitaba el país. Cuando se publicó El Origen de las Especies, los británicos, embarcados en la Segunda Guerra del Opio (1856-1860), en ese momento estaban más ocupados en prender fuego al 圆明园 Yuán míng yuán, conocido como el Antiguo Palacio de Verano, que en compartir con los científicos chinos sus últimos descubrimientos.
圆明园 Yuán míng yuán destruído durante la Segunda Guerra del Opio. (Foto propia tomada en 2016). |
Curiosidad por lo extranjero
Luego de las derrotas chinas en la Primera y Segunda Guerra del Opio, el gobierno 清 Qīng se vio forzado a firmar una serie de tratados desiguales. Estos tratados obligaban al gobierno a ceder territorios, a deshacerse de parte de su legislación y a pagar enormes sumas de dinero a las naciones coloniales. La suma de todas estas humillaciones comenzó a provocar un gran malestar entre los habitantes de China que, en algunos casos, se transformó en levantamientos populares y, en otros, mutó en una gran curiosidad por la tecnología y el conocimiento europeo.
Entre 1861 y 1895 se gestó el 自强运动 Zì qiáng yùn dòng, Movimiento de Autofortalecimiento, mediante el cual que el gobierno 清 Qīng comenzó una serie de reformas con la idea de importar conocimiento de Europa, especialmente el relacionado al armamento, las tácticas militares modernas y la fabricación industrial de equipamiento militar. Pero este movimiento no solo consistió en la importación de conocimiento práctico para la defensa nacional, sino también en la adquisición de ciencia básica, para enriquecer el desarrollo científico chino. Un miembro destacado de esta corriente de importación y estudio de ciencia básica era 华蘅芳 Huá Héngfāng (1833-1902), un matemático de profesión, aficionado a toda la ciencia en general. 华蘅芳 Huá Héngfāng dedicó gran parte de su vida a la traducción y estudio de libros de ciencia europeos.
En 1873, 华蘅芳 Huá Héngfāng junto con un misionero inglés llamado D. J. MacGowan (1835-1922), tradujeron al chino Principios de Geología de Charles Lyell (1797-1875). Este libro había acompañado a Darwin en sus viajes alrededor del globo y le había inspirado para comenzar a construir su propia teoría. La versión actualizada que llegó a China ya incluía algunas notas sobre evolución por selección natural y su relación con la historia geológica. Esta constituye la primera mención a Darwin y a la evolución por selección natural en la literatura china. A pesar de la complejidad de traducción, incluso hoy en día estas primeras traducciones siguen inspirando mucho respeto a los científicos chinos. Además, contribuyeron a formar a las primeras generaciones de científicos chinos modernos y a sentar las bases de mucha de la terminología científica actual en chino.
El rechazo por la teoría en el ambiente cultural europeo
La teoría de Darwin pasó por muchas fases desde la primera publicación de El Origen de las Especies. Primero existió, en Europa, un rechazo generalizado, en parte porque la teoría predecía que se descubrirían fósiles de animales transicionales entre especies fósiles extintas y especies actuales. Esta fase terminó pronto, cuando en 1861, tan solo 2 años después de la publicación del libro de Darwin, se descubrió Archaeopterix, un animal transicional entre un dinosaurio terópodo y un ave actual. Poco a poco, los nuevos descubrimientos en paleontología fueron contribuyendo a que la evolución por selección natural fuera aceptada por la comunidad científica. Sin embargo, comenzó una nueva fase caracterizada por un fuerte rechazo por parte de las comunidades religiosas, que no veían con buenos ojos el proceso evolutivo, porque sus textos religiosos no describían esta evolución como parte de la obra de dios. Este rechazo motivado por razones religiosas fue una de las principales razones por las que el darwinismo encontró resistencia en casi todo el mundo; de hecho, hoy en día todavía se perciben los ecos de aquel rechazo en círculos no científicos negacionistas de la teoría biológica más robusta con la que contamos hoy en día: la Teoría Sintética de la Evolución, cuya base es la teoría darwiniana.
Un país sin resistencia religiosa
En China la recepción fue completamente diferente a cualquier otro país de tradición religiosa judeocristiana. El fenómeno religioso, en China, tiene un cariz completamente diferente. Mientras que, en muchos países, las organizaciones religiosas ganaron poder y comenzaron a regular la vida de las personas, en China las religiones no se encuentran centralizadas en un organismo. El mayor culto que existe en China es el culto a los ancestros: a los antepasados propios y a los ancestros que construyeron el país, e incluso se podría pensar al resto de los cultos como una variación de este. Por eso es común ver templos confucianistas, pero estos templos no son instituciones religiosas, sino un espacio para recordad y rendir tributo a Confucio y a sus seguidores. Por lo tanto, cuando la teoría de Darwin arribó a China, no hubo una resistencia de parte de la comunidad religiosa; de hecho, incluso se entremezcló con algunas filosofías que vieron en el darwinismo conceptos afines a sus ideas taoístas de continuo cambio y movimiento del universo.
Templo de Confucio en 北京 Běijīng. |
El darwinismo social
La teoría original de Darwin fue interpretada de un modo muy particular dentro de la sociología en una teoría llamada darwinismo social. Esta nefasta teoría, hoy en día considerada completamente acientífica, sostenía que, al igual que como todas las especies competimos por los recursos naturales para sobrevivir, existen razas de humanos que también compiten (1). Esta teoría aboga por la supremacía de una “raza europea” a la que el resto de las razas de humanos deben someterse. Es realmente sorprendente como la misma teoría que las naciones coloniales utilizaban como fundamento para hacer la guerra e imponerse por la fuerza en China, fue interpretada de un modo completamente positivo por los científicos chinos del siglo XIX. Esta interpretación es tan increíble e importante que le dedicaremos un post entero próximamente.
La ciencia en China
Las teorías científicas que nacieron en Europa se demoraron un tiempo en alcanzar al gran país amarillo, pero, cuando lo hicieron, comenzaron a formar parte de la tradición científica china. Esta primera ola de conocimiento europeo, junto con una posterior generación de científicos chinos que estudió en Europa, permitió que se configurara la ciencia china moderna. En China, la larga tradición de grandes científicos se entremezcló con la ciencia europea para edificar una ciencia moderna con características chinas (2). Los científicos chinos supieron reconocer el potencial de muchas teorías extranjeras, pero nunca dejaron de lado su larga tradición de trabajo. Esta es probablemente una de las razones por las cuales el resurgimiento actual de China se encuentra impulsado por el motor del desarrollo científico-tecnológico.
Notas
(1) Los descubrimientos de fósiles de homínidos a lo largo de los siglos XX y XXI de la mano con el desarrollo de la genética moderna han mostrado que no existen razas de seres humanos. Todas las diferencias fenotípicas (de aspecto físico como, por ejemplo, el color de piel) son diferencias tan pequeñas en nuestro genoma que no permiten separarnos en razas (subespecies). Si en algún momento existieron subespecies de seres humanos, se extinguieron hace ya muchos milenios, como aquellos primeros pobladores de la 青藏高原 Qīng zàng Gāo yuán, meseta tibetana-Qīnghǎi.
(2) Un gran ejemplo de la importancia de esta complementariedad científica es la condecoración recibida por el médico 张伯礼 Zhāng Bólǐ. En septiembre de 2020, 张伯礼 Zhāng Bólǐ recibió una de las máximas condecoraciones del país: 人民英雄 Rén mín yīng xióng, Héroe del pueblo. Esta condecoración fue entregada por la efectividad de su investigación, que combinó medicina tradicional china y medicina occidental, en la lucha contra la pandemia de coronavirus covid-19 en 2020.