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Cómo pensar la filosofía china

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En realidad, no deberíamos hacer esta pregunta de manera separada, sino preguntarnos cómo pensar la filosofía en general. La capacidad filosófica es propia de nuestra especie, y a lo largo de la historia, muchas personas se han dedicado a ella de manera profunda, dejando un legado fundamental. En Latinoamérica, la enseñanza y difusión de la filosofía china aún es limitada, y es necesario abordarla con precisiones que permitan disfrutar su estudio. Nuestro enfoque, desde la lengua española y desde un contexto influido por la tradición filosófica europea, nos plantea desafíos y oportunidades. Uno de los principales desafíos es la traducción. La filosofía china se expresa en una lengua de la familia sino-tibetana, con una construcción muy distinta a la de las lenguas indoeuropeas. Además, nuestras herramientas conceptuales están influidas por la tradición filosófica nacida en Europa, lo que condiciona nuestra manera de interpretar estos textos. Sin embargo, la traducción no es un obstáculo insalvable, sino un ejercicio que nos permite expandir los límites del entendimiento. Otro punto clave es el término “filosofía” en sí mismo. Tiene un origen griego y su traducción no existió en China hasta finales del siglo XIX, cuando se adoptó el término 哲学 zhéxué desde el japonés. Pero esto no significa que la filosofía no existiera en China antes de esa fecha. La reflexión sobre la sabiduría, la ética y el gobierno es una constante en su tradición. El estudio de la filosofía china en América y Europa aún enfrenta obstáculos institucionales, pero también despierta gran interés. Para comprenderla plenamente, es fundamental evitar la asimilación simplista y abrazar su riqueza con paciencia y apertura. Como dice el 道德经 Dào dé jīng: “Un viaje de mil leguas comienza con el primer paso”.


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No debería hacer falta ninguna aclaración adicional respecto de cómo pensar la filosofía china, sino que simplemente deberíamos hablar de cómo pensar la filosofía. La pregunta no sería, así, muy compleja: la capacidad filosófica es propia de nuestra especie y sabemos que hay personas que se han dedicado a ella por entero y han quedado en la historia como exponentes máximos de la disciplina. Recurrimos a ellas para estimular nuestras propias reflexiones, profundizándolas o llevándolas por caminos nuevos.

Dado que en Latinoamérica, en general, falta mucho por hacer en la enseñanza y difusión de la filosofía china, siempre es necesario abordar su estudio con ciertas precisiones que ayuden a disfrutar de la lectura. Este es el objetivo de nuestra sección Filosofía en China desde el Sur.

Los desafíos de la traducción

Una cuestión totalmente obvia pero con prolongaciones interesantes es que vamos a pensar la filosofía china a partir de nuestra maravillosa lengua, el español, y también tomando como punto de partida el modo en el cual se la enseña en Latinoamérica, de un modo marcadamente eurocéntrico. Tengan o no formación filosófica académica, han recibido la influencia europea porque tiñe nuestra cultura. No hay nada malo en la filosofía originada en Europa, de hecho, es muy rica y digna de ser estudiada, pero no es más que una tradición filosófica más, que en muchos casos se edificó ignorando o denostando otras corrientes.

Nuestro acercamiento a la filosofía china está teñido, necesariamente, entonces, de conceptos de la tradición europea, prolongada y diversificada en América, a partir del lenguaje mismo que se usa en las traducciones. Es bueno tomar conciencia de esto, pues ellos son nuestras herramientas conceptuales y son bastante maleables, lo suficiente para permitirnos edificar una mirada que, como toda mirada, está siempre situada. Esta ubicación no es, sin embargo, una frontera sino un punto de partida desde donde fundamentar una interpretación. 

Cualquiera puede entender las dificultades que subyacen a tal empresa: una cultura diferente, muy antigua, extremadamente rica y expresada en una lengua de una familia diferente de la indoeuropea a la que pertenece el español y sus lenguas hermanas. El chino, en efecto, pertenece a la familia sino-tibetana, y construye sus caracteres a partir de principios bien diferentes de aquellos que permiten hilar estas palabras. Esto no significa que no se pueda traducir, sino que la traducción tiene límites, y parte de la tarea que hacemos al estudiar los textos es identificar estos límites y empujarlos, a veces, un poco.

Incluso cuando elegimos no traducir, más allá de que ya tenemos muchos términos filosóficos chinos incorporados en nuestra lengua (tao, yin yang, feng shui), a la hora de dar cuenta de ellos nos valemos del español. Aquí ya podemos identificar una primera decisión estratégica: qué términos traducir y cuáles conservar en la lengua original.

La transcripción fonética no es tampoco la lengua original, dado que, por ejemplo, dào, no es un carácter sino una transcripción fonética de un sistema forjado a mediados del siglo veinte, que carece de lo dispositivos semánticos de 道. Por eso es común encontrar el término "tao", que obedece a un sistema de transcripción anterior, utilizado en Europa y América y que es más fácil de leer adecuadamente en español, dado que alguien se podría sentir tentado de leer "dào" con la pronunciación de la 'd' del español.

"Filosofía" o comoquiera que se llame

Si nos centráramos solamente en el término “filosofía”, y a partir de allí devanáramos su historia, tenemos que pensar que fue un invento griego del siglo VI antes de la era común (o quizás dos siglos antes, si podemos rastrearla en las obras de Homero y Hesíodo), y que se desarrolló en el territorio europeo a partir de ese momento, adquiriendo características diferentes y acompañando la expansión de su cultura por medios, muchas veces, violentos. Estrictamente, el concepto de filosofía no existió en China hasta finales del siglo XIX, momento en el cual los chinos adoptan el término 哲学 zhé xué, que había sido forjado por el filósofo japonés del período Meiji, 西周 Nishi Amane (1829-1897), quien fue responsable de la introducción de la filosofía europea en la educación japonesa. En ese siglo, muchos estudiantes chinos se formaron en universidades japonesas, y de allí la introducción del término en China.

Sin embargo, la perspectiva eurocéntrica esconde el problema de la relación entre el término y aquello que designa. Un pensador que se pregunta qué es lo que hace que un hombre o una mujer se vuelvan sabios, cómo aconsejar a un gobernante para que procure la felicidad de su pueblo o cuáles son las dificultades para persuadir están realizando una actividad que puede ser considerada filosófica, independientemente del término que se use para designarla. Muchas personas realizan reflexiones filosóficas sin calificarlas como tales.

Despejado este problema del doble sentido del término "filosofía" (como producto europeo que se extiende a otras regiones o como actividad humana fundamental que toma distancia del mundo y de sí misma para forjar un espacio para preguntar), lo primero que podemos señalar es que la filosofía china ha permeado y sigue permeando la cultura china de un modo fundamental, representa el espíritu de la nación y es el elemento básico de su identidad cultural. Confucio, por ejemplo, se estudia en literatura e historia desde una edad muy temprana. Sus valores siguen siendo difundidos y conocidos, sus obras se comentan y surgen nuevos movimientos hasta el siglo XXI que lo reconocen como antecedente.

Si pensamos en América y Europa, en general la filosofía china no se encuentra incorporada dentro del plan de estudios de filosofía, y por lo general, cuando existen, lo hacen dentro de departamentos de estudios orientales, muchas veces no específicamente filosóficos. Por fuera de las instituciones académicas suele haber un gran interés en el estudio de la filosofía china, si bien lamentablemente hay algo de divulgación carente de anclaje cultural, como ocurre con muchas otras producciones culturales chinas.

Peligros y oportunidades

En las palabras anteriores hay un sinfín de oportunidades de comprensión y ampliación de los horizontes culturales pero también hay peligros: la asimilación, la no percepción de la diferencia, el apuro para entender aquello que requiere apertura, paciencia y perseverancia. 

Para sortear los peligros y aprovechar las oportunidades, vamos a valernos de lo mismo para pensar lo diferente, y a veces vamos a recorrer el camino inverso y emplear conceptos chinos para pensar los de nuestras tradiciones más próximas. 

Pensar la filosofía china es un camino que, como afirma el 道德经 Dào dé jīng, comienza con el primer paso:

Un viaje de mil comienza al dar el primer paso. 道德经 Dàodéjīng, 64



Bauer, W. (2009), Historia de la filosofía china. Confucianismo. Taoísmo. Budismo, Barcelona, Herder

Chan, Wing-Tsit (1969), A source book in Chinese Philosophy, Princeton, University Press

Cheng, A. (2003), Historia del pensamiento chino, Barcelona, Bellaterra

Feng, Youlan (1989), Breve historia de la filosofía china, Beijing, Ediciones de Lenguas Extranjeras

Graham, A. (2012), El Dao en disputa. La argumentación filosófica en la China antigua, México, FCE

Díaz, M. E., & Torres, L. N. (6 de julio de 2020). Cómo pensar la filosofía china. China desde el Sur. https://www.chinadesdeelsur.com/2020/07/como-pensar-la-filosofia-china.html (Versión revisada y actualizada, 14 de marzo de 2025).


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